Epígrafe Fronterizo

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y se ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales"

Bertold Brecht

miércoles, 13 de marzo de 2019

El Prejuicio en La Araucanía


Un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios”, señaló William Blake, mientras su genio nutría el romanticismo británico, durante la segunda mitad del siglo XVIII. Y nada hace pensar que el artista inglés erraba en su elucubración. Más allá del momento histórico y del lugar, los prejuicios se han erigido como un proceso protagónico de las relaciones humanas y de los conflictos sociales. Se trata, en pocas palabras, de una visión o de una evaluación preconcebida, por lo general negativa, que se concibe respecto de algo o de otros. Es decir, un juicio previo que antecede, eludiendo aquello del cual toda visión debiese fundarse: la observación y la experiencia de ese algo o de ese otro.

En tales circunstancias, una idea preconcebida surge del miedo a lo desconocido o a lo diferente. También de la creencia fácil y superficial erigida por el propio grupo social de pertenencia, acerca de otros individuos o colectivos. En tal sentido, los conflictos y las desigualdades etno-culturales, de clase, de género o con relación a grupos migrantes se sustentan, además, en la imagen deformada por la propia penumbra. De ahí que el prejuicio proviene de una ignorancia no percibida como tal, pero que se porta de manera autosuficiente, sin necesidad del diálogo real y de la convivencia continua que desmitifica la existencia del otro.

La Araucanía, como proyecto de nación inconcluso, se ha dejado arrastrar, en general, por los prejuicios históricos en los campos de la política, de la cultura, de la academia y del entramado social. Por tanto, la violencia y la muerte en esta región se han fundado en la propia ignorancia y en el esfuerzo sostenido por evitar el diálogo respetuoso y el encuentro genuino entre seres humanos diferentes que comparten un mismo territorio. Ese es el ethos de la pereza cognitiva y política a la base de todo prejuicio: Es más fácil desarrollar una idea preconcebida, que dedicar tiempo y esfuerzo en conocer y apreciar la vastedad del otro y su legítimo derecho a la diferencia.

La fractura social expresada en los asesinatos de Camilo Catrillanca y del matrimonio Luchsinger-Mackay, constituye la evidencia dolorosa de un territorio golpeado por la incomunicación, la ignorancia, la desigualdad y el prejuicio. Es que desde el sutil desdén hasta la violencia extrema, se revisten del desconocimiento histórico del otro. Y para combatir el prejuicio no basta un cómodo arreglo cognitivo: se requiere del trabajo permanente de abrir puentes para fortalecer el diálogo, la convivencia y el conocimiento de la alteridad. 

Fotografía: Clarín.

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