Epígrafe Fronterizo

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y se ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales"

Bertold Brecht

jueves, 26 de mayo de 2011

Chilenos(as) en Berlin y el Repudio Global a Hidroaysén: Desde la Brandenburger Tor contra el Colonialismo Corporativista.



No sé si fue el hastío, la vergüenza, la rabia o la impotencia. O, sencillamente, la pena. O todas esas emociones juntas, imbricándose en una vivencia generalizada de malestar que excede la mera dimensión psicológica, para alcanzar los terrenos de la movilización social. Porque uno no se queda impávido siendo testigo de como, a más de doce mil kilómetros de distancia, la codicia desenfrenada del capital internacional, mediante la complicidad del gobierno empresarial chileno, ha iniciado un proceso en múltiples frentes, no sólo de depredación medioambiental, sino que de desmantelamiento de la voluntad popular y de sus anhelos de una democracia profunda, celosa de su biodiversidad y de su multiculturalidad. Esa emocionalidad resultante, esa irritación colectiva canalizada a través de las redes sociales virtuales, se expresó tanto en Chile, como en Berlin y en otras importantes ciudades del orbe, en la  forma de protesta social contra el megaproyecto Hidroaysén.

El negocio de Hidroaysén no inicia este proceso depredador, sino que se constituye como un capítulo doloroso más de la tragedia sociopolítica chilena. Aunque todos sabemos que los cuatro gobiernos concertacionistas chilenos hicieron del modelo neoliberal su lógica operacional, cerrando todas las vías para avanzar hacia una verdadera democracia participativa, también es cierto que en este proceso de des-democratización, el actual gobierno empresarial chileno ha pulsado el acelerador a fondo. Se trata de un colonialismo corporativista extremadamente sofisticado. Ya a fines de 1972, en un discurso visionario de extraordinaria vigencia para los actuales procesos sociales, políticos y económicos que vive Latinoamérica, el Presidente chileno Salvador Allende Gossens advertía, ante la asamblea general de las Naciones Unidas, sobre la falta de control de las multinacionales y de los efectos nefastos del poder opresor de las grandes corporaciones internacionales por sobre los Estados, su institucionalidad y la voluntad soberana de los pueblos (ver http://www.youtube.com/watch?v=knewNLlpkMw&feature=share).  

Por eso no es trivial cuando se sugiere prestar mucha atención a todos aquellos argumentos que intentan desacreditar los sucesos de protesta social acaecidos en Chile y en el mundo, en el contexto de rechazo al megaproyecto de Hidroaysén. Aún más, se vuelve hoy en día políticamente urgente detectar y desentrañar la colusión de intereses corporativos -y que alcanzan a la clase política- los cuales se esfuerzan en asignar a la protesta social un carácter exclusivamente doméstico, efímero y aséptico, sin relevancia para el devenir político, social y económico de Chile y del mundo. No es para nada irrelevante advertir, que así como se intenta restar importancia a la voluntad popular, aquella expresada mediante el ejercicio efectivo de su derecho legítimo a la protesta social, también se ha esmerado la clase política y el capital en criminalizarla, como ha ocurrido durante las últimas dos décadas de democracias formales en Chile.

Es por eso que los sucesos de protesta presenciados en el mundo tienen un profundo valor simbólico, con consecuencias políticas relevantes. El viernes 20 de mayo de 2011, alrededor de doscientos chilenos acompañados de la solidaridad de ciudadanos alemanes y de otros países, se reunieron frente al número 42 de la elegante y céntrica Mohrenstrasse, donde está ubicada la Embajada de Chile en la cosmopolita capital alemana.  Este hecho político no sólo se erigió como expresión de rechazo al negocio de Hidroaysén, sino que también operó como punto de concurrencia de expresiones de repudio ante otras situaciones antidemocráticas que se viven en Chile, como la vergonzosa aplicación de la Ley Antiterrorista, la persecución política y el encarcelamiento dirigido a comuneros mapuche; la criminalización de la protesta social de estudiantes, trabajadores y pueblos indígenas; el desmantelamiento de la educación pública, la desigualdad y la exclusión en múltiples ámbitos del desarrollo; además de un sinnúmero de situaciones que echan por tierra cualquier argumento autocomplaciente alusivo a una supuesta solidez de la democracia chilena.

Mientras la marcha avanzaba hacia la histórica Puerta de Brandenburgo, era posible observar como muchos de los chilenos y chilenas reunidos en ese acto de protesta social no se habían visto nunca antes de ese 20 de Mayo. Congregados en un contexto de gran diversidad e incluso movilizados por reivindicaciones políticas diferentes, pudieron construir un mensaje de solidaridad para la naciente movilización social chilena. Y aunque las exclamaciones de “Viva Chile” hayan podido connotar un trasnochado nacionalismo, también expresaban la añoranza por el terruño, además del deseo íntimo y compartido de que aquella tierra tan lejana de la cual se es originario, sea finalmente bondadosa para las generaciones que vienen.

La protesta social realizada en Berlin y en otras ciudades del mundo, fue un hecho político de gran valor simbólico para los chilenos y chilenas que viven en el extranjero. Constituyó también una valiosa oportunidad para descubrir con gratitud la fraternidad internacional. Y aunque las chilenas y chilenos que residen fuera del país de origen se encuentren en la vergonzosa situación –amparada por la clase política chilena- de no poder votar y elegir sus representantes desde el extranjero, sí reconocen que están lejos de la inmovilidad sociopolítica que al modelo de desarrollo neoliberal chileno le interesa construir.

Lo que fue un acto de dignidad es ya un proceso político en marcha.

2 comentarios:

  1. El movimiento político-social en contra de Hidroaysén es bastante particular y ajeno a los movimientos sociales actuales Chilenos.
    Mas de alguna vez, alguien se ha preguntado, porque las demandas mapuches, los problemas en el área educacional, salud ,etc, no hay tenido el apoyo social y contingencia que tiene el movimiento " Patagonia sin represas" en Chile. Simple y claro, en aquellas áreas no hay conflicto de interés. En la Patagonia chilena,los "filántropos" nacionales e internacionales encontraron su espacio, alejado de todo el ruido del capital- después de haber comido de la misma mano- para disfrutar, vivir y defender tenazmente a esta, de los intereses economicos del capital. De esta forma, proponen a la Patagonia chilena, como nuestros amazonas sureño y su relevancia internacional que esto conlleva.
    El volumen de recursos económicos con que cuenta el movimiento "Patagonia sin Repesas", es similar al presupuesto de una mediana empresa chilena. Esto permite utilizar los mismo canales estratégicos del capital como; recursos humanos ( lengua capital), diarios, televisión,radios, académicos, políticos y economistas para defender la Patagonia y así demostrar que el proyecto de Hidroaysén no es viable en Chile.
    Ahora, que pasa con los demás conflictos socio-ambientales de Chile, donde no existen conflicto de interés. Ejemplos tenemos muchos, pasivos ambientales ( relaves mineros) , centrales a carbón (no las que se ubicarían donde bucea el presidente), vertederos en sectores indígenas o Poblaciones de escasos recursos, Pascua Lama, Isla Riesco, potabilización deficiente en el norte grande y muchos mas.

    Es de esperar que el movimiento político-social que se observa actualmente en Chile, tenga la fuerza suficiente para hacer frente al abuso e irregularidades del sistema económico actual ( sus administrativos políticos), no solo en la Patagonia, sino en todo el territorio nacional.

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